Vivimos en un mundo roto ante la apariencia de de una nueva cultura y libertad: Pbro. Rogelio Pedroza

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Seguimos viviendo en un mundo roto, en el que se cometen las más grandes atrocidades bajo la bandera de una nueva cultura y también bajo tiranías dominantes disfrazadas de libertad, aseveró el P. Rogelio Pedroza.

“Todo eso no pocas veces nos vuelve incapaces de entrar en el mundo del misterio de estos días, los pasamos o los vivimos  como simples espectadores de actos que unos cuantos realizan “para no dejar morir” algo que circulaba en las propias venas de nuestros bisabuelos y abuelos…”, explicó el Vocero de la Diócesis de Aguascalientes.

Pedroza González detalló que hoy se pueden realizar obras de arte con las imágenes de persecuciones religiosas, de guerras, o cuadros burlones de la fe y de la Pasión de Cristo, que no invitan a la esperanza de la resurrección después del Gólgota. “Más bien en el Gólgota del mundo se escuchan las ridiculizaciones a los que defendemos la vida, la fe, la familia, el matrimonio, etc… No solamente no se ve la muerte de Jesús como redentora, sino incluso como un mero invento de la Iglesia. Nosotros en cambio, afirmamos y creemos que Cristo, Varón de dolores ha curado con sus llagas a esta humanidad donde el mismo cinismo y el cálculo del hombre normal,  habla de un mundo más ordenado y más a la mano, pero que sin embargo sigue crucificando a al débil, al que no se puede defender, al inocente”, destacó.

Para nosotros, los que creemos en Cristo, agregó, estos días son pues para reflexionar en la muerte redentora de Cristo. Reflexionar en el sentido de estos días, haciendo la invitación a vivirlos en profundidad, con la gran esperanza de la Resurrección.

Habría dicho que en estos días se viven ya no con la misma piedad y esperanza de los contemporáneos a Johann Sebastian Bach, cuya composición manifiesta la profundidad de la pasión de Cristo, sino con apatía y cuando mucho viéndolos como parte de cierto folclor religioso por muchos hombres y mujeres que pertenecen a generaciones sin sentido de trascendencia, en un mundo mucho más cruel que aquel al que perteneció Bach, pero también generaciones mucho más realistas que aquellos filósofos de la Ilustración, que pensaban que con la modernidad seríamos más libres, más sensibles, más humanos, sin necesidad de una Redención desde arriba.

“Sin embargo, parece todo lo contrario”, aseveró el también Vicario Episcopal de Pastoral.

Previamente dijo que siempre le ha llamado la atención un pequeño escrito del Cardenal Joseph Ratzinger sobre el Viernes Santo, que comienza citando dos obras musicales sobre el mismo tema: La Pasión de Cristo: una escrita por Johann Sebastian Bach, a finales del siglo XVII, hasta la mitad del XVIII (A684-1750). La otra obra musical escrita por Krzyszrtof Penderechki (1933-2020), nacido en Polonia.

Explicó que ciertamente la composición de Bach manifiesta la profundidad de la Pasión, pero también introduce a una esperanza serena en la resurrección… La segunda despierta otro tipo de sentimientos, porque manifiesta en su música atonal los horrores y el infierno de los campos de concentración, la desesperación y las atrocidades del siglo XX, en el sufrimiento de los inocentes.

Dice el Cardenal: “Este es el Viernes Santo del siglo XX: el rostro del hombre infamado, escupido, roto por el mismo hombre mismo. Desde las cámaras de gas de Auschwitz; desde las aldeas arrasadas con niños torturados en Vietnam; desde los suburbios llenos de miseria en la India, de África, de Latinoamerica; desde los campos de concentración de los comunistas, que Solezenitsyn nos ha puesto ante los ojos; desde todas partes nos mira ese ´rostro lleno de sangre y heridas, cubierto de dolor y de burlas´, con un realismo que se burla de cualquier transformación estética de ese dolor”.

Es así, dijo, como se ha viviendo el Viernes Santo, y lo que menos debemos hacer es reflexionar sobre este gran realidad para rectificar el camino y poner nuestra fe y esperanza en quien es verdaderamente el camino, la verdad y la vida: Cristo Jesús.