Quiebre de la 4T, o política del avestruz

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Por:  MOURIS SALLOUM GEORGE

 

La del 6 de junio sí que resultó una jornada histórica. Y no tanto la cantidad de puestos de elección popular en juego que la tipificó como la más importante de México, o no solo por ello, cuanto por el saldo de las votaciones que modificó el mapa político-electoral en el país, lo que se traduce en varios golpes de timón.

Descontento ciudadano con la Cuarta Transformación (4T), a juzgar por el saldo de los cambios, o como dice el Presidente Andrés Manuel López Obrador, por “desinformación”.

¿Es el saldo de la campaña desmedida de la derecha en este país, que ha utilizado todos los medios, recursos y de comunicación locales y extranjeros, para desacreditar la gestión del actual gobierno federal?

Rechazo de los votantes por el nulo acompañamiento de Morena, en los escenarios políticos donde el presidente encara solo a la oposición unificada del PAN-PRI-PRD, así como los vacíos del partido en el poder en referencia con la representación de los problemas ciudadanos.

Porque, nadie sabe en dónde está Morena. No lo tenemos representando las causas populares, como tampoco haciendo política en el escenario de este sistema político mexicano, tan arraigado en los vicios del pasado como anquilosado.

No obstante, y a juzgar por su primera conferencia postelectoral del 7 de junio, para el presidente Andrés Manuel todo sigue igual porque Morena no perdió curules en el Congreso de la Unión (50 escaños menos que en la elección de 2018), o la mismísima Ciudad de México —¡la capital de la República!— que castigó fuertemente a su partido tras el vuelco ciudadano en favor de la oposición agrupada en torno a la derecha del PAN-PRIPRD.

Cambio sin rumbo claro

Lo cierto es que con el voto ciudadano de este 6 de junio el escenario político cambió. Y redefinió por sí mismo el devenir de la elección siguiente: la presidencial del 2024. Y eso significa, ni más ni menos, la tan esperada oportunidad para el trío PAN-PRI-PRD de volver a la silla presidencial, y así tirar por la borda todo lo alcanzado por la 4T, en cuanto a cambios de fondo del anterior sistema económico, político y electoral.

Por lo además, es claro que nuestra democracia alcanza solo para tipificarla de “electoral” y no como forma de vida, de lo cual se encargó por décadas el PRI, y solo en dos sexenios también el PAN. Del PRD ni hablar, porque la democracia no la practicó jamás, ni para la renovación de sus dirigencias en sus 32 años de vida.

Por lo anterior, que se asemeja aplicar desde el poder presidencial “la política del avestruz”, desconociendo la triste realidad sin pizca de autocrítica política, es que cabe preguntarse hacia el 2024 qué sucederá con la 4T. ¿Será que se asoma al ocaso, en tanto la derecha se apresura a desarticularla viva?

Porque también hay qué decirlo con todas sus letras: A la derecha no le interesa el país sino la defensa de sus intereses; como no le importa la democracia, el combate a la corrupción, el saqueo de los recursos del Estado o el combate a la pobreza.

Nada de eso, lo que pretenden PAN-PRI-PRD es seguir saqueando el país, sus principales vicios. Solo eso les importa, no México, ni los mexicanos. Por eso quieren quebrar a la 4T.

En contra de ello, como puede verse también, el Presidente rema a contracorriente, sin Morena para el acompañamiento. Por eso el cambio político-electoral avanza, de igual manera contra el país, como lo quieren la derecha partidista y la empresarial. Que para eso sí hay recursos, para cambiar el rumbo de México a su favor. (Voces del Periodista).