¿Cuentas con alguien que te ayude a elegir el camino a seguir?

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Surrender at the Cross "Carrying his own cross, he went out to the place of the Skull (which in Aramaic is called Golgotha). There they crucified him." (John 19:17-18) It was Friday... but Sunday was coming. Have a beautiful Easter celebrating t

Por Alejandra Ma Sosa E

 

Cuando debes tomar una decisión importante, ¿cuentas con alguien que te ayude a elegir el camino a seguir?, ¿alguien que te conozca bien, quiera sólo lo mejor para ti y pueda indicarte lo que de veras te conviene, sin jamás equivocarse?, ¿alguien cuya guía sea verdadera luz que te conduzca hacia el mayor bien?

 

Cuando lees la Palabra de Dios, ¿cuentas con alguien que te ayude a entenderla, más aún, que te haga ver cómo se aplica a lo que te está pasando?, ¿cuentas con alguien que ame tanto la Escritura que te contagie su amor, te haga ‘agarrarle el gusto’, querer conocerla más y descubrir en ella las respuestas a todas tus interrogantes?, ¿cuentas con alguien que te ayude a recordarla justo cuando más lo necesitas, que traiga a tu mente ese preciso texto, tan significativo, que viene como anillo al dedo para lo que tú o alguien cercano a ti está pasando en este mismo momento?, ¿cuentas con alguien que te anime a hacer de la Palabra ‘lámpara para tus pasos y luz en tu sendero’?

 

Cuando se trata de ordenar tus prioridades y decidir qué es lo más importante en tu vida, ¿cuentas con alguien que te ayude a poner cada cosa en su lugar y a Dios en el centro de todo?, ¿alguien que te enseñe cómo usar cuanto eres y tienes de la mejor manera posible?, ¿alguien que se preocupe de veras por ti y no te deje en paz si ve que te estás creando ‘ídolos’, que te estás apegando desordenadamente a cosas o personas, y te muestre una y otra vez cómo ser realmente libre?

 

Cuando tienes que dar una opinión, un consejo, ¿cuentas con alguien que te asesore para que tus palabras den en el blanco, toquen el corazón, ayuden en verdad a otros a guiarse por criterios cristianos?, ¿alguien que siempre sepa qué decir y te lo comunique para que a tu vez puedas compartirlo?

 

Cuando te haces un buen propósito que resulta difícil de cumplir, ¿cuentas con alguien que te anime, que te ‘eche porras’, que no te deje flaquear ni darte por vencido? Y si enfrentas situaciones difíciles o dolorosas, ¿cuentas con alguien que sepa consolarte y te dé lo necesario para superar el desaliento, la tristeza y el temor, y te apuntale por dentro para que seas capaz de enfrentar lo que sea con nuevos bríos?

 

Cuando te sientes tentado a hacer a un lado tu vida de fe, a faltar a Misa, a dejar de leer la Palabra de Dios, dejar de orar, etc. ¿cuentas con alguien que inspire en ti tal amor al Señor que vuelvas a enamorarte de Él y, como todo enamorado, busques con nueva ilusión momentos para encontrarte con Él, no sólo en la Eucaristía, sino también en ratos de sabroso diálogo íntimo a solas los dos?, ¿cuentas con alguien que te aliente continuamente a mantener en tu corazón vivo el deseo de estar siempre en estrecha comunión con Dios, y a hallar en Él la fuente de toda tu alegría, consuelo, paz y esperanza?

 

Cuando se te presenta la tentación, la posibilidad de seguir o no la voluntad de Dios, ¿cuentas con alguien que sepa empujarte suavemente en la dirección correcta pues sepa recordarte el infinito amor que te tiene el Señor y sepa sembrar en tu corazón el temor de no corresponderle, el temor de hacer algo que pueda decepcionarlo, entristecerlo o lastimarlo?, ¿cuentas con alguien que, como verdadero amigo, vele por ti para que nunca defraudes la vocación a amar a la que Dios te llama?

 

Si a todas estas preguntas respondes con tristeza que no cuentas con ‘alguien’ tan maravilloso que haga tanto por ti, déjame decirte que estás en un error, pues ¡sí que cuentas con Él!: se trata del Espíritu Santo: del mismo del que afirmamos en el Credo que procede del Padre y del Hijo y es Dios; el mismo del que nos cuenta la Biblia que aleteaba sobre el caos al inicio de la Creación; inspiró a todos los profetas; fecundó el vientre virginal de María para que concibiera al Salvador; dio a los apóstoles el valor y la elocuencia para salir a anunciar la Buena Nueva, y desde entonces sostiene y conduce a la Iglesia.

 

Él vino a ti en tu Bautismo para integrarte a la gran familia del Padre, ser tu Huésped, comunicarte los dones y carismas que necesitas para edificar el Reino, colmarte de amor, alegría y paz, y en todo intervenir a tu favor.

 

Este domingo, se conmemora y celebra en la Solemnidad de Pentecostés, la venida del Espíritu Santo. Advierte Su presencia y regocíjate no sólo por lo que hace por la Iglesia en general sino por lo que hace por ti en particular, por la manera discreta y eficaz como interviene en tu vida apoyándote, guiándote e intercediendo siempre por ti.

 

Y dale las gracias por ser ese ‘alguien’ con el que cuentas en todo momento para ordenar todo caos, iluminar toda senda, incendiar tu corazón y renovar la faz de la tierra.

 

(Del libro de Alejandra María Sosa Elízaga “El regalo de la Palabra”, Colección “Fe y Vida”, vol. 3, Ediciones 72, México, p. 83, disponible en Amazon)

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Como el año pasado no pudimos llevar a cabo en la capilla de san Buenaventura nuestra tradicional Velada de Pentecostés, debido al confinamiento, hice una versión más breve y la compartí en youtube. Tiene al inicio uno de los más bellos cantos, y otro al final, y en medio están las oraciones con que pedimos los dones y carismas del Espíritu Santo.

 

Mucha gente la aprovechó, gracias a Dios, y le gustó, y me pidieron compartir de nuevo ese video este año. Así que aquí está el link por si quieren verlo. Dura 40 minutos: https://youtu.be/IYftPKdmVMU.