Los Guardianes de la Libertad y las técnicas de desinformación

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Mouris Salloum George

VOCES DEL DIRECTOR

Desde Filomeno Mata 8

Desde hace décadas, el célebre lingüista y experto en temas de Comunicación política y especialmente en Comunicación masiva, Noam Chomsky, en su obra Los Guardianes de la libertad, nos puso en alerta sobre las técnicas de desinformación instituidas como estrategia de Estado en la Unión Americana por el grupo dominante.

No obstante esas documentadas y juiciosas advertencias, en las que han  coincidido otros especialistas en la materia, sólo por excepción los medios electrónicos concesionados en México suelen tomar a título de fe todo lo que viene de los Estados Unidos, sea emitido por instancias de la Casa Blanca, los santuarios financieros de Nueva York o los más influyentes medios norteamericanos.

A lomo de la pandemia del coronavirus, aquel fenómeno se ha acelerado al través de las intocables redes sociales y sus impunes operadores más insidiosos.

A propósito del tema, tenemos en la orden del día dos cuestiones que no pueden leerse acríticamente.

En Alemania se acusa a Trump de eludir sus propios errores

Desde Bruselas, Bélgica, nos llega información en el sentido de que la Unión Europea/ Capítulo en China, admitió la semana pasada que aceptó que Pekín censurara un material publicado por China Daily, medio oficial, para eliminar el origen del Covid-19.

Pese a la censura, aclaró la delegación de la UE en Pekín, se dieron mensajes importantes al público chino. Del asunto, no obstante el interés de ese suceso, no vimos registro en los medios electrónicos mexicanos.

Se entiende ese acto de autoridad, por la naturaleza del régimen de gobierno de la potencia asiática.

El otro asunto es de mayor envergadura y tiene como fuente la solvente publicación alemana Der Spiegel. La revista sostiene, con base en un informe de Inteligencia, que Donald Trump, en el entorno de la pandemia, pretende desviar la atención sobre sus propios errores y dirigir la ira de sus compatriotas hacia China.

El inquilino de la Casa Blanca y su secretario de Estado, Mike Pompeo, sin mostrar evidencias pese a decir que las tienen, sostienen que el virus es obra de laboratorio no obstante que la comunidad científica internacional, incluso la misma Inteligencia estadunidense, aseguran que el virus no fue creado en forma artificial, ni saben dónde pudo haber sido elaborado.

La publicación cita como fuente un informe confidencial del Servicio de Inteligencia germano (BND por sus siglas en alemán) dirigido al ministerio de la Defensa de Alemania.

Ya son más de 180 mil muertos en los Estados Unidos

Esas revelaciones salen al paso a las afirmaciones de Washington que, un día sí y otro también, mantienen sus acusaciones contra la Organización Mundial de la Salud (OMS) y una supuesta conspiración de China y Rusia para divulgar un relato falso de la pandemia del nuevo coronavirus.

Lo cierto es que la Casa Blanca desestimó desde un principio la gravedad del fenómeno que ya ha provocado en los Estados Unidos más de 180 mil muertos y, según reportes de finales de semana, hubo alarma por la versión de que Katie Miller, vocera del vicepresidente Mike Pence, habría dado positivo, con lo que sería la segunda víctima detectada en la residencia presidencial. Hecho que se agrava porque Miller habría tenido contacto reciente con otras seis personas a bordo del Air Force Two.

Se nos antoja que es hora ya de que las cosas se pongan en su justa dimensión en México dado que, a causa de la vecindad fronteriza, toda la estrategia acometida aquí en el entorno de la emergencia nacional puede irse al traste si no encuentra su correspondencia en los Estados Unidos, donde los controles sanitarios se están relajando cada vez más. Sobre aviso no hay engaño.

(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.