Autor/a: Adolfo Díaz Fernández
Manuel Jesús Clouthier del Rincón, mejor conocido como “Maquío”, es uno de esos personajes de nuestra historia reciente que no necesita presentación alguna. Maquío es una sombra pesada de lo que pudo haber sido el hoy decadente, anárquico, débil y patético Partido de Acción (Anti)Nacional, y a la vez se mantiene como un símbolo de esperanza y un ejemplo a seguir. Se esté de acuerdo o no con la totalidad de su discurso o pensamiento político —personalmente— creo que los políticos como don Manuel son de esos pocos que nacen y se muestran al mundo cada 100 o 50 años. De los que hoy, por desgracia, tanta falta nos hacen en este México dominado por satrapas y traidores vende patrias al servicio del mejor postor.
Maquío, carismático, con porte, siendo un buen orador, con ideales y convicciones firmes, cristiano, popular, trabajador, hombre de familia y ante todo un líder nato representó, y sigue representando, lo que todo político debería ser o al menos aspirar a ser. Y esa es tal vez por la que aún hoy, a 30 años de su muerte, aún existe un grupúsculo salinista e izquierdista que se ha enganchado con la figura de don Manuel tratando de minimizarla y de mancharla con injurias y chismes de lenguas viperinas.
Vida y Hazañas
Manuel Clouthier nació un 13 de Junio de 1934 (cuando el PRI comenzaba a sentar las bases de su sistema absolutista) en Culiacán, Estado de Sinaloa. Fue hijo del matrimonio entre Manuel Clouthier Martínez de Castro y María Cristina del Rincón Bernal. Su familia es descendiente del médico francocanadiense, Jean Auguste Clouthier, avecindado en el Valle de Culiacán desde 1850.
Inició sus estudios en el Colegio Cervantes, sin embargo, en 1942, sus padres se separaron, por lo que se trasladó con su madre y sus dos hermanos a la ciudad Guadalajara. Ahí su madre contrajo segundas nupcias, algo que probablemente marcó su infancia y definió su personalidad, ya que al poco tiempo de ser internado en el Instituto de Ciencias de Guadalajara fue expulsado por su mala conducta. Siendo de un carácter fuerte y rebelde, su padre decidió enviarlo a él y a su hermano Marco a estudiar la secundaria en el internado Brown Military Academy de Los Ángeles, California, de donde salió con el grado de teniente primero. También pasó por el Black Fox Military Institute de San Diego.
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En 1951 regresó a México, y se quedó en Monterrey, Nuevo León, para terminar su preparatoria en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Sería en ese mismo instituto donde concluiría la carrera de ingeniero agrónomo fitotecnista, recibiéndose en 1957. En ese periodo iniciaría su incursión en la política, al alcanzar la Presidencia de la Sociedad de Alumnos de su escuela. Al terminar su carrera, volvió a su hogar natal, ahí su padre le dio 70 hectáreas de tierra, conocidas como el Paralelo 38, las cuales hizo crecer y prosperar en poco tiempo, convirtiéndose en un importante agricultor.
En 1959 contrajo matrimonio con Leticia Carrillo, con quien tuvo once hijos, uno de los cuales, tristemente, se suicidó cuando era niño. A partir de este suceso dedicó más tiempo a su familia. A la par logró hacerse con 270 hectáreas más, con las cuales pudo emprender nuevas actividades angroindustriales y formar 14 empresas con las que se convertiría en un importante empresario de la región. Don Manuel también era un aficionado a practicar deportes, cantar, hacer declamación y jugar póker y dominó en su tiempo libre.
En 1969 fue electo presidente de la Asociación de Agricultores del Río Culiacán. En 1971 pasó a encabezar la Unión Nacional de Productores de Hortalizas (ahí fue cuando comenzó a formar su pensamiento político en pos de la solidaridad y la subsidiaridad). En ese mismo año fundó el Comité de Caminos Vecinales e ingresó al Movimiento Familiar Cristiano. También en ese mismo año el PRI le ofreció una candidatura para ser presidente de la Cámara de Comercio local, pero como era usual el Tricolor optó por un candidato con más “capital político”. Así que armó su candidatura al puesto por medio de las vías que él y los organismos empresariales fueron construyendo de forma independiente.
Inició su carrera política de lleno en los turbulentos años 70s, cuando el gobierno de Luis Echeverría Álvarez —que manejaba una falaz agenda y discurso “izquierdista”— comenzó su destructiva cruzada contra el empresariado mexicano. Expropiando terrenos y empresas a conveniencias para repartirlos entre sus amigos y prestanombres, entre esos terrenos hubo varios que pertenecían a don Manuel. Esta fue la gota que derramó el vaso, el motivante personal y principal que lo hicieron sumarse a la Oposición Empresarial, en ese entonces encabezada por don Eugenio Garza Sada.
Como parte de su actividad de resistencia ante el embate del Poder Estatal, Clouthier publicó varios desplegados en los que denunciaba la arbitrariedad del Estado, recordando que “su empresa (Paralelo 38) no era un latifundio como el de su abuelo que fue afectado por la reforma agraria cardenista, sino una unidad de producción agrícola exitosa económica y socialmente”. Logró conservar sus tierras, pero sus acciones le costaron se considerado como un enemigo de la administración, sufrió represalías, persecución política y la DFS empezó un archivo sobre él y su familia. En Septiembre de 1973, cuando la Liga Comunista 23 de Septiembre (que “coincidentemente” solo eliminaba a los enemigos de LEA) asesinó a Garza Sada, don Manuel advirtió a su familia que probablemente él también sería asesinado o secuestrado.