Ser más receptores de la información, clave para mantener la democracia: Ruelas Olvera

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Que el Jefe del Ejecutivo Federal no sea el árbitro absoluto e indiscutible de la política nacional, que la separación de los poderes sea equilibrio y ruta de la vida compartida de la vida compartida, propuso esta tarde el maestro Ignacio Ruelas.

La sociedad del conocimiento no elimina al ser humano, por el contrario lo empodera, dotándolo de libertad para decidir, sin ese mísero detalle no se le puede llamar democracia, agregó Ruelas Olvera, vocal ejecutivo del INE en Aguascalientes, al aseverar que:

“La sociedad del conocimiento crea la cartografía de una cultura común, curiosamente, pero ¡cuidado!, se pierde con conectividad y exceso informativo, crean submundos en los que la rebeldías emocionales y la lealtad superan razón y comprensión. Embudos de contenidos, noticias falsas, posverdad, se popularizan, desinforman, trivializan, escandalizan, mal forman a las comunidades, dañan la democracia. Desvirtúan la toma de decisiones”.

Además, añadió: “Es necesario que se construyan programas, ideas, pluralidad, en arquitectura con la virtualidad, big data, instantaneidad, pero toda la sinergia puesta en un debate público común constitutivo de millones de discusiones individuales”.

Al participar esta tarde en la presentación del libro “La democracia a prueba. Elecciones en la era de la posverdad”, de Ciro Murayama, donde el autor asienta que “a las democracias les asecha a la vuelta de la esquina el peligro de los retrocesos autoritarios”, Ruelas Olvera aseveró:

“La tecnología digital que rebasa la geo-referenciación, está presente sin saber dónde está el expediente, los efectos de la red, y sobre todo el cuidado de su crecimiento y de sus límites. La política demanda una re-educación, si no lo hacemos nos engañara con su transmisión de imágenes a velocidades impresionantes. La inteligencia artificial no puede suplir la discusión, el diálogo acalorado, ríspido, emocionado de la política; incluidas sus voces progresistas pero autoritarias. Lo menos recomendable es una democracia insustancial”.

Puso en claro que “defender la democracia es salvaguardar su analogía”, y que, sin duda, “la democracia no es digital”.

“Análogo y digital son necesarios para empoderar una ciudadanía activa, deliberante, participativa, que comparta una cultura común. Es preciso defender lo andado, que las elecciones libres y autónomas no estén en riesgo, que la igualdad sea garantía entre las partes interesadas, disfrutar la libertad civil…Seamos sensibles y adictos a las tecnologías, Foucault nos enseña con su idea de panóptico, que podemos aplicar a la propaganda el escándalo, la publicidad, consecuencias impresionantes”.

Podemos y hacemos uso de técnicas psicológicas y mercadológicas para influir en la decisión de comprar productos, en el que encontramos también el producto político-electoral. Las pantallas de mano se revisan en tiempos muy cortos; la cocaína, el cannabis, le están dejando su lugar al vicio y dependencia digital. En un click queda una decisión y la muestra del aprovechamiento de la vulnerabilidad de los consecuentes, simple, a la nueva ciudadanía les limita el tiempo y atención consciente a los temas de la ciudad, a la política, planteó el funcionario del INE.

El ciberespacio requiere ciber-ética

En otra parte de su elocuente intervención, Ruelas Olvera se pronuncia: “que los partidos políticos sean capaces de incorporar a las fuerzas políticas y sociales del país y que el Jefe del Ejecutivo Federal no sea el árbitro absoluto e indiscutible de la política nacional, que la separación de los poderes sea equilibrio y ruta de la vida compartida de la vida compartida. Su utopía llegó, no la perdamos, no lo permitamos”.

 

Y refiere, “El subtítulo del libro me atrapó. Una de las lecciones de la elección 2018 es el cuerpo electoral versus la tecnología. Al amparo de la posverdad se desarrolló la competencia. El ciberespacio requiere ciber-ética. La realidad demanda una pedagogía de la velocidad de la luz, la tecnología seguirá destruyendo la política si no apuramos el cambio de actitud y de mentalidad, que la pedagogía política finque su autoridad sobre las tecnologías”.

Además, “no podemos negarlo, las redes sociales, datos masivos, tecnología móvil, inteligencia artificial, sin duda, dominan los escenarios de la vida social. Requerimos un matrimonio: Política y virtualidad, en una sola atmosfera, tecnología y democracia. De sus disputas los actores y los electores son responsables; es preciso reinventar las reglas del juego de la virtualidad de las imágenes, los audios, los vídeos, la base es un punto en que todos estamos de acuerdo: una ciudadanía informada”.

“Para lograrlo, es menester reinventar la ciudadanía del siglo XXI. Aún hay tiempo. La clave está en entender que el desafío de la democracia está en ser más que receptores de información. Se requiere, desde la educación, provocar inquietudes intelectuales y crear capacidades para buscar, entender, discernir, interpretar y ‘crear valor’ con la información que recibimos cada milésima de segundo”.