Parece que la oración de los gobernantes es insultarlos, dice el Papa

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El Papa Francisco animó a los cristianos, durante la Misa celebrada este lunes 16 de septiembre en la Casa Santa Marta, a rezar por los gobernantes y a llevar el sentimiento patriótico a la oración. “Parece que la oración por los gobernantes es insultarlos”, denunció.

A partir de la Primera Carta de San Pablo a Timoteo, el Santo Padre reflexionó sobre la oración. “Pablo subraya un poco el ambiente de una persona creyente: es la oración”.

Esa oración, en la que se pide “que todos recen por todos, para que podamos llevar una vida calmada y tranquila, digna y dedicada a Dios”.

Sin embargo, el Papa se quiso detener en una de las peticiones de la oración: “Por todos los hombres y –añade a continuación– por el rey y por todos los que tienen el poder”.

“Se trata de una oración por los gobernantes, por los políticos, por las personas que son responsables de llevar adelante una institución política, un país, una provincia”.

Explicó que los gobernantes reciben “adulaciones por parte de sus partidarios o insultos”. Lamentó que en la sociedad de hoy se ha generalizado el insulto contra los políticos, “alguno se lo merece”, añadió, pero lamentó que se haya convertido “en un hábito”, en un “rosario de insultos, de descalificaciones”.

El gobierno, recordó, “tiene la responsabilidad de conducir el país, ¿y nosotros lo vamos a dejar solo sin pedirle a Dios que lo bendiga?”.

“Estoy seguro de que no se reza por los gobernantes, incluso, parece que la oración por los gobernantes es insultarlos”, denunció.

“¿Quién de nosotros ha rezado por los gobernantes? ¿Quién de nosotros ha rezado por los parlamentarios? ¿Para que puedan ponerse de acuerdo y sacar adelante la patria?”, se preguntó.

“Parece que el espíritu patriótico no llega a la oración; sí a las descalificaciones, al odio, a las disputas, y así se acaba”. “Se debe discutir, y esa es la función de un parlamento, se debe discutir, pero no aniquilar al otro. Por el contrario, se debe rezar por el otro, por aquel que tiene una opinión diferente a la mía”.

La política “puede ser sucia como puede ser sucia cualquier otra profesión”. “Somos nosotros los que ensuciamos algo, no ese algo el que se ensucia solo”.

“Debemos convertirnos y rezar los políticos de todas las ideologías. Rezar por los gobernantes”. “También los gobernantes deben rezar por su pueblo”. “Los gobernantes son responsables de la vida de un país. Es bonito pensar que, si el pueblo reza por los gobernantes, los gobernantes serán capaces también de rezar por el pueblo”, concluyó.

Rezar por quien piensa diversamente

Ellos, afirma, reciben “adulaciones de sus favoritos o insultos”. Hay políticos, pero también hay sacerdotes y obispos – dijo el Papa – que son insultados, “alguno se lo merece” – añadió – pero ahora es “como un hábito”, recordando lo que él llama un “rosario de insultos y palabrotas, de descalificaciones”. Y sin embargo, quien está en el gobierno “tiene la responsabilidad de conducir el país”: ¿y nosotros – se preguntó el Pontífice –”lo dejamos solo, sin pedirle a Dios que lo bendiga”?. “Estoy seguro –prosiguió – de que la gente no reza por los gobernantes, al contrario: parecería que la oración por los gobernantes es “insultarlos”. Y así – constató – “va nuestra vida en las relaciones” con los que están en el poder. Pero San Pablo – explicó – es “claro” al pedir “orar por cada uno de ellos para que puedan llevar una vida calma, tranquila y digna en su pueblo”. Y recordó que los italianos han vivido recientemente “una crisis de gobierno”.

¿Quién de nosotros rezó por los gobernantes? ¿Quién de nosotros rezó por los parlamentarios? ¿Para que puedan llegar a un acuerdo y sacar adelante al país? Parece que el espíritu patriótico no llega a la oración; sí, a las descalificaciones, al odio, a las peleas, y así es como termina. “Quiero, por lo tanto, que en todo lugar los hombres recen levantando manos puras al cielo, sin cólera y sin polémicas”. Hay que discutir y esta es la función de un parlamento, hay que discutir pero no aniquilar al otro; es más, hay que rezar por el otro, por el que tiene una opinión diferente a la mía.