Ser católico no significa ser recluta de ningún partido político: Francisco

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La política es vocación de servicio, y “así se evita que las llamadas ‘clases dirigentes’ crean que ellas son quienes pueden dirimirlo todo”, destacó el Papa

Al recibir a un grupo de jóvenes que desean incursionar en la vida política, el Papa Francisco les recordó que esta actividad es una “vocación de servicio” que promueve “la amistad social para la generación del bien común”, para lo cual les aconsejó pertenecer siempre a una comunidad católica en la cual puedan fortalecer sus principios cristianos.

El Santo Padre dijo estas palabras durante la audiencia que concedió este 4 de marzo a un grupo de la Pontificia Comisión para la América Latina (CAL).

“No olvidemos que entrar en política, significa apostar por la amistad social”, pues solo de este modo esta actividad “colabora a que el pueblo se torne protagonista de su historia y así se evita que las llamadas ‘clases dirigentes’ crean que ellas son quienes pueden dirimirlo todo”, advirtió el Papa a los participantes del curso de formación de líderes católicos sobre “la Doctrina Social de la Iglesia y Compromiso Político en América Latina. Por una nueva generación de católicos latinoamericanos en política”.

Durante su discurso, el Santo Padre explicó que “ser católico en la política no significa ser un recluta de algún grupo, una organización o partido, sino vivir dentro de una amistad, dentro de una comunidad”.

“Si tú al formarte en la Doctrina Social de la Iglesia no descubres la necesidad en tu corazón de pertenecer a una comunidad de discipulado misionero verdaderamente eclesial, en la que puedas vivir la experiencia de ser amado por Dios, corres el riesgo de lanzarte un poco a solas a los desafíos del poder, de las estrategias, de la acción, y terminar en el mejor de los casos con un buen puesto político pero solo, triste y con el riesgo de ser manipulado”, advirtió el Papa a los 26 jóvenes que cursaron este seminario de formación.

 

Por ello, el Pontífice explicó que “Jesús nos invita a ser sus amigos. Si nos abrimos a esta oportunidad nuestra fragilidad no va a disminuir. Las circunstancias en las que vivimos no cambiarán de inmediato. Sin embargo, podremos mirar la realidad de una manera nueva, podremos vivir con renovada pasión los desafíos en la construcción del bien común. No olvidemos que entrar en política, significa apostar por la amistad social”, afirmó.

Francisco indicó que “la política no es el mero arte de administrar el poder, los recursos o las crisis. La política no es mera búsqueda de eficacia, estrategia y acción organizada.

La política es vocación de servicio, diaconía laical que promueve la amistad social para la generación de bien común, (cuando se hace realidad). Solo de este modo la política colabora a que el pueblo se torne protagonista de su historia y así se evita que las así llamadas ‘clases dirigentes’ crean que ellas son quienes pueden dirimirlo todo”.

Entre los sectores más emblemáticos en este cambio de época latinoamericano, el Papa eligió tres: las mujeres, los jóvenes y los pobres, y señaló que a través del apoyo a estos tres sectores será “posible reactivar las energías sociales de nuestra región para que sea fiel a su identidad y, al mismo tiempo, para que construya un proyecto de futuro”.

En este sentido, el Papa afirmó que América Latina necesita “una nueva presencia de católicos en política”, pero explicó que “una nueva presencia no solo implica nuevos rostros en las campañas electorales, sino principalmente, nuevos métodos que permitan forjar alternativas que simultáneamente sean críticas y constructivas”, y que ofrezcan “alternativas que busquen siempre el bien posible, aunque sea modesto. Alternativas flexibles pero con clara identidad social cristiana”.

Para ello, el Pontífice pidió “valorar de un modo nuevo a nuestro pueblo y a los movimientos populares que expresan su vitalidad, su historia y sus luchas más auténticas”, para hacer política “inspirada en el Evangelio desde el pueblo en movimiento”, y así “sanear nuestras frágiles democracias y de abrir el espacio para reinventar nuevas instancias representativas de origen popular”.

En política es mejor tener una polifonía en política inspirada en una misma fe y construida con múltiples sonidos e instrumentos, que una aburrida melodía monocorde aparentemente correcta pero homogenizadora y neutralizante –y de yapa– quieta. No, no va”, exclamó.

Al finalizar, Francisco recordó que América Latina “nació mestiza, se conservará mestiza, crecerá solamente mestiza y ese será su destino”; por lo que encomendó a la intercesión de San Juan Diego,“indígena pobre y excluido”, que fue precisamente “el instrumento pequeño y humilde, que escogió Santa María de Guadalupe para una gran misión que daría origen al rostro pluriforme de la gran nación latinoamericana”.