¿Obedecer al Papa u obedecer a la conciencia?; qué elegir..

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Beato John H. Newman: La conciencia es una realidad amable

Su inolvidable carta al Duque de Norfolk, un brindis por la conciencia

El político liberal inglés William Gladstone publicó en octubre de 1874 un comentario en el diario Contemporary Review en el que acusaba a los católicos ingleses de no ser buenos ciudadanos británicos, al preferir obedecer al Papa antes que a la Corona británica y, por tanto, eran sospechosos de traicionar a su país.

El católico Duque de Norfolk solicitó a John H. Newman, que no había sido todavía nombrado cardenal, que interviniera en el debate. Newman contestó con una carta, publicada también en lengua española (Ed. Rialp, Madrid, 2013).

Gladstone había topado con un hombre de pequeña envergadura, pero una de las plumas más brillantes de su tiempo: John H. Newman, quien propuso en respuesta un brindis por la conciencia.

John H. Newman era un converso. Por tanto, tenía ya en su vida una gran experiencia del amor salvífico de Dios. Siempre planteó la conciencia como una realidad amable.

En Newman, la conciencia no es como un triste contable de culpas. Él la sitúa en la creación: cuando Dios se hizo creador, puso la Ley de su Ser- que es Él mismo- en sus criaturas. La conciencia hace presente la verdad y es liberadora, es la mensajera de Dios.

Los católicos no somos esclavos, ni siquiera del Papa, afirma Newman.

Para Newman, ese carácter tan positivo no implica que debamos despreciar su voz, y destaca “la obediencia debida a la voz divina que habla en nosotros”.

¿Sería un traidor un católico inglés en caso de un dilema entre seguir al Papa o a su conciencia?, pregunta equiparando conciencia a país.

Y pone el ejemplo de los diputados católicos ingleses que se conjuraron para no admitir un rey de dinastía católica de otro país, a los que el Papa les ordenó romper el juramento.

Aquella gran confianza en la bondad de Dios le llevó a la sorprendente conclusión, que tanto llamó la atención a la opinión pública inglesa, de que el católico debe seguir a la conciencia.

Y concluye el Padre Newman: “En caso de verse obligado a hacer un brindis después de una comida – cosa muy improbable-, beberé “¡por el Papa!, con mucho gusto”, pero primero “¡por la conciencia!”, después “¡por el Papa!”.

El Catecismo de la Iglesia Católica, para definir la conciencia utiliza y cita esta Carta al Duque de Norfok:  “La conciencia es la mensajera … La conciencia es el primero de todos los vicarios de Cristo” (C.I.C. 1778).

Tres años después de esta controversia, en 1879, el Padre Newman fue nombrado cardenal por el Papa León XIII. El cardenal Newman falleció en 1890 en la ciudad de Birmingham.

Un siglo después de la controversia, esta obra de Newman seguía siendo de interés. Un cardenal alemán dio una conferencia acerca de Newman y la conciencia en Dallas en 1978. El apellido del cardenal era Ratzinger.

La Providencia había decidido que tendrían ambos cardenales una cita en esa ciudad de Birmingham. No sólo eso, la Providencia había decidido que el alemán iría en representación de toda la Iglesia.

La beatificación del cardenal Newman

El papa Benedicto XVI celebró la ceremonia de beatificación del cardenal Newman el día 19 septiembre del 2010, en la explanada de Cofton Park de la ciudad de Birmingham.

El día había amanecido lluvioso. La cadena de TV Vaticana (CTV) ofrecía un plano “desde el aire”, tomado en un helicóptero, en que aparecía una gran muchedumbre.

El plano se iba abriendo y se veía más y más gente. En tomas más cerradas, desde el suelo, pequeñas banderas blancas y amarillas se agitaban como olas.

Muchos jóvenes prolongaban la vigilia de oración con sonrisas y guitarras. Los muchachos corrían junto al papamóvil en aquel prado tan verde, lleno de arbustos y setos. Benedicto XVI ordenó detener el vehículo para bendecir y besar a unos niños pequeños.

Iniciada la ceremonia, el Santo Padre bendijo a la personas del Oratorio de San Felipe Neri, que habían trabajado recopilando correspondencia de Newman y testimonios para el proceso canónico de beatificación.

También bendijo a algunos voluntarios. Los fieles empatizaban y se emocianaban con aquellos que habían trabajado para que llegara ese momento.

Sin duda, había llegado el momento. Benedicto XVI anunció al pueblo inglés y al resto del mundo que la Iglesia tenía un nuevo beato: John H. Newman.

El Papa inició así aquella homilía: “Es el día del Señor, el Domingo, el día en que el Señor Jesucristo resucitó de entre los muertos y cambió para siempre el curso de la historia humana”.

Hay quien sostiene que de estos acontecimientos hubo muchos frutos para los cristianos católicos y anglicanos del Reino Unido. Pero eso será objeto de otro artículo.