USEM hace enérgico llamado a defender el derecho a la vida

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 Familia y empresa no deben verse de manera antagónica, son células complementarias de la sociedad y la economía.

La Confederación de Uniones Sociales de Empresarios de México (USEM) se comprometió en la promoción y defensa de la vida, desde su concepción hasta la muerte natural, de la familia así como en el combate a la pobreza y la desigualdad. En voz de su presidente nacional, Manuel Fitzmaurice, lanzaron el posicionamiento: “La importancia de la vida y la familia en el mundo del trabajo”.

Dicha declaración hace un desarrollo de los principios de la USEM que se orientan a velar por la dignidad del ser humano, la que deben promover el mundo laboral desde su acción como empresarios, y concluye con un enérgico llamado a las autoridades a defender el derecho a la vida, base para todos los demás derechos humanos.

“La misión de la USEM es cuidar y promover la dignidad inalienable de toda persona en el mundo de trabajo, sin embargo la relativización del valor de la vida humana a nivel social se producen por una serie de fenómenos culturales que están relacionados con la crisis moral”, señaló Manuel Fitzmaurice, y explicó que el cambio de época que estamos viviendo se caracteriza por la fractura en el consenso de valores.

“La dignidad del ser humano inicia desde el momento de la concepción y termina con su muerte natural, la familia es la célula básica de la sociedad y la empresa es la célula de la economía, formando una importante interdependencia; empresa y familia son las dos redes más significativas del ser humano”, afirmó.

Manuel Fitzmaurice indicó que tanto la familia como la empresa se completan y que no pueden subsistir ni crecer uno sin el otro, por lo tanto un equilibrio entre vida personal y profesional es benéfico para las empresas y para los colaboradores.

“Si logramos hacer de la familia un núcleo más fuerte mejoraremos las personas, las empresas y la sociedad”, aseveró. Además indicó que los empresarios deben promover el desarrollo humano y económico.

“Estos principios nos llevan a comprometernos con la promoción y defensa de la vida y la familia así como la lucha contra la pobreza y la desigualdad”, afirmó el presidente nacional de la Confederación USEM.

Una sociedad no puede tener bases sólidas mientras que afirma valores como la dignidad de la persona, la justicia y la paz, [y por otro lado] se contradice radicalmente aceptando y tolerando las más variadas formas de menosprecio y violación de la vida humana, sobre todo si es débil o marginada”, agregó.

 

Más allá de la descripción del problema

El posicionamiento de USEM no fue meramente declarativo, sino que a la par de describir la realidad, proponen caminos de solución a la realidad actual que es compleja.

Manuel Fitzmaurice señaló que “los estados están llamados a establecer políticas publicas transversales que promuevan la centralidad y la integridad de la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer”, agregó que ellos como empresarios deben “proteger a la mujer y a su bebé durante el proceso de gestación y una vez que éste ha nacido, facilitar espacios dignos para su atención y cuidado.”

Mencionó que las mujeres frecuentemente tienen que decidir entre el trabajo y la familia, y subrayó que el aborto no es la solución, “la solución es proteger las dos vidas”.

Enfatizó que la solución “es la acción decidida del Estado” en programas de educación y prevención además, en colaboración con la sociedad civil, generar grupos de apoyo a la mujeres que se sientan en el dilema de practicar el aborto. También mencionó la importancia de desarrollar “un mecanismo de adopción más ágil”.

Riesgo social

Fitzmaurice señaló que en México tenemos el riesgo de sufrir lo que padecen ya varios países en Europa. “No hay nuevos ciudadanos, el invierno poblacional debido a la baja tasa de natalidad y de mortandad es algo que ninguna economía es capaz de resistir”, afirmó. Agregó que las sociedades que progresan son las que defienden la vida.

El presidente de la USEM advirtió que si no se fortalece a las familias, no fortalecemos a las empresas, ni tampoco a México.

Subrayó que las familias no pueden verse como algo casi antagónico a la productividad de la empresa y los empresarios deben generar empleos, “expresión de su dignidad”, que asocie a los trabajadores al desarrollo de su comunidad que satisfaga las necesidades de la familia, que evite toda discriminación, entre otras características y que deje un espacio para reencontrase con sus raíces personales, familiares y espirituales.

No hacerlo, indicó Fitzmaurice, genera consecuencias como la falta de respeto a la ley y desarrollo de la cultura de corrupción y se trastoca el ya débil tejido social.

“En Confederación USEM hacemos un enérgico llamado a los gobernantes, primeros responsables del bien común a respetar y defender el derecho humano básico e inalienable, el derecho a la vida, derecho sin el cual no se dan los demás derechos humanos; segundo, promover que el desarrollo económico y el progreso social respeten y promuevan los verdaderos derechos y valores humanos individuales y sociales; y tercero, a no polarizar a la sociedad mexicana. Porque en Confederación USEM trabajamos para que México haya cada día más empresas altamente productivas, plenamente humanas y socialmente responsables. Decimos sí a la vida, sí a la familia”, concluyó.