Respeto a la dignidad de los cadáveres, exige la Iglesia

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El Arzobispo de Guadalajara y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Cardenal Francisco Robles Ortega, exigió que se respete la dignidad de los cuerpos humanos, luego que se hallaran hace unos días dos trailers con 157 cadáveres en el estado de Jalisco.

En un comunicado titulado “Respeto y dignidad de los cuerpos humanos” y publicado este viernes 21 de septiembre, el Cardenal respondió a algunas interrogantes de los fieles ante este hecho que “ha causado indignación en la sociedad”.

El 18 de septiembre los vecinos del municipio de Tlajomulco alertaron a las autoridades de la presencia de un tráiler que despedía fétidos olores. Al ser inspeccionado vieron que contenía los cadáveres de presuntas víctimas del crimen organizado, que no podían mantenerse en la morgue por falta de espacio.

Actualmente los cuerpos de este y un segundo tráiler están en una bodega que depende de la Fiscalía del estado de Jalisco.

Tras conocerse los hechos, el gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, despidió al director del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF), Luis Octavio Cotero Bernal.

En su comunicado, el Cardenal Robles recuerda que creer en la “resurrección de los muertos es afirmar algo esencial de la fe cristiana”. “La existencia humana, por tanto, no concluye con los años que se vivan en el mundo, pues Jesucristo, al resucitar, nos ha hecho partícipes de la eternidad”, agregó.

Por esa razón, resaltó el Purpurado, “la dignidad de todo individuo no se pierde ni aún después de la muerte, los restos humanos exigen el respeto debido a quien en vida fue una persona, ‘imagen y semejanza de Dios’, que espera, por los méritos de Jesucristo, ser rescatada y salvada para la vida eterna”.

“La muerte no es el fin, la anulación, la eliminación, ni mucho menos la extinción de una persona humana”, precisó el Arzobispo.

El entierro de los muertos, continuó, “es una forma de manifestar la fe en la Resurrección, pues con ello se entiende que se reposa con la firme esperanza de ser un día despertado para la luz eterna del Cielo”.

“Además de responder a una antiquísima tradición de sepultar a los muertos, sabemos que ha sido considerada una obra de misericordia corporal. Las sociedades de todos los tiempos y culturas han dispuesto lugares adecuados para la inhumación de sus difuntos, espacios que manifiestan la compasión, el respeto y la veneración hacia aquellos que compartieron nuestro mismo peregrinar”.

El Cardenal Robles lamentó el hallazgo de estos cadáveres y explicó que esto pone “en evidencia un proceso de deshumanización lamentable y gradual en nuestra sociedad, que nos ha ido permeando y son, al mismo tiempo, una manifestación de la violencia desatada en la que vivimos, y que nos hace deducir que las instituciones de gobierno han sido rebasadas”.

“Con la falta de cuidado y atención a los cuerpos que no han sido identificados, crece el desaliento de las personas que esperan encontrar a sus seres queridos”, escribió.

El Arzobispo de Guadalajara dijo que “por razones sociales, humanitarias, religiosas y de salud pública, es urgente seguir los procedimientos adecuados para obtener y archivar cuidadosamente información genética que pueda llevar en el futuro a la identificación de los restos de quienes ahora permanecen en el anonimato”.

“Hacemos un llamado, entonces, al debido respeto y honorabilidad por los seres humanos en cualquiera de sus circunstancias, desde el más vulnerable e indefenso hasta el más desconocido e ignorado. Cualquier hálito de existencia humana es muestra de la bondad del Creador”, concluyó.

Actualmente las autoridades civiles buscan dar una solución a largo plazo a la problemática de las víctimas del crimen organizado.

Según informa BBC, en 2017 México vivió su año más violento con más de 25 mil asesinatos, de acuerdo a cifras oficiales.

Desde diciembre de 2006, cuando el Gobierno mexicano declaró la guerra al crimen organizado, se han contabilizado hasta el momento 200 mil víctimas, entre personas asesinadas y desaparecidas.