Desde las instituciones se blasfema contra Dios

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Por: Jaime Septién | Sep 20, 2018

16 países participan o toleran violaciones particularmente graves de la libertad religiosa, es decir, aquellas que sean sistemáticas, continuas y atroces

El Artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice, a la letra: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.

Este artículo, que debería ser norma universal y principio de paz entre los hombres, sobre todo porque apela a lo más sagrado de ser humano, su libertad de conciencia y de profesar una religión, no es respetado en gran cantidad de países del mundo, incluso en aquellos que firmaron la Declaración en 1948, o que se adhirieron a ella en años posteriores.

Así lo ratifica el Informe anual de la Comisión Internacional de Libertad Religiosa de Estados Unidos (USCIRF, por sus siglas en inglés), en el que se muestra que 28 países tienen altos niveles de represión a la libertad religiosa.

De estos 28 países, 16 son los que alcanzan el Nivel 1, el nivel más severo de represión religiosa: Myanmar, República Centroafricana, China, Eritrea, Irán, Nigeria, Corea del Norte, Pakistán, Rusia, Arabia Saudita, Sudán, Siria, Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán y Vietnam.

Un país de Nivel 1 es “cualquier país cuyo gobierno participe o tolere violaciones particularmente graves de la libertad religiosa, es decir, aquellas que sean sistemáticas, continuas y atroces”.

Otros 12 se enumeraron como países de Nivel 2: Afganistán, Azerbaiyán, Bahréin, Cuba, Egipto, India, Indonesia, Iraq, Kazajstán, Laos, Malasia y Turquía. El Nivel 2 está definido por USCIRF como naciones en las cuales las violaciones involucradas o toleradas por el gobierno durante 2017 son graves y se caracterizan por al menos uno de los elementos del estándar de violaciones sistemáticas, continuas y atroces.

Estos países, dijo USCIRF, “representan las preocupaciones más urgentes sobre la libertad religiosa en todo el mundo y las vías más prometedoras para abordarlas a través de la política exterior de los Estados Unidos”.

*Hay razones para el optimismo, pero no muchas*

Entre las opciones de política que el informe recomendaba para el Gobierno estadounidense está “presionar al Gobierno del país para que las leyes y regulaciones nacionales, incluidos los requisitos de registro para las comunidades religiosas, cumplan con los estándares internacionales de derechos humanos”.

También la Comisión recomienda “presionar al Gobierno del país para que lleve a cabo e investigaciones exhaustivas, y para enjuiciar a los perpetradores, de incidentes de violencia sectaria, terrorismo y otras violaciones de la libertad religiosa”.

Una tercera categoría, Entidades de Particular Preocupación, está reservada todavía para los Estados islámicos, los talibanes en Afganistán y Al-Shabaab en Somalia como actores no estatales.

Hay que resaltar que Myanmar, China, Irán y Sudán han sido designados como países de especial preocupación en cada informe de la USCIRF desde su primera reunión en 1999.

“Si bien las violaciones de la libertad religiosa en muchas partes del mundo siguen siendo graves, hay razones reales para el optimismo veinte años después de la histórica aprobación del IRFA (Acta Internacional de Libertad Religiosa) del Congreso de Estados Unidos”, señala el Informe. Pero al menos para ciudadanos y creyentes de 28 países, esas razones de optimismo simplemente no despuntan en el horizonte.