Una gran demostración de amor

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La reciente boda de una joven brasileña con cáncer terminal en un hospital ha conmovido las redes sociales, debido al testimonio de amor y fidelidad de los novios “en la salud y en la enfermedad”.

Jéssica Alves Ribeiro de Andrade y Fernando Medeiros de Andrade se casaron el 20 de agosto en una ceremonia celebrada por el P. Mário Silva en la capilla del Hospital Napoleão Laureano, en el estado de Paraíba (Brasil).

El P. Silva contó a ACI Prensa que la pareja estaba casada por civil desde el año 2012 y tienen un hijo de tres años.

Jéssica, quien actualmente tiene 27 años, lucha contra un cáncer a los huesos desde el año 2016 y había sido internada cuando el sacerdote fue a impartirle el sacramento de la unción de los enfermos a pedido de una persona.

“Esa noche ella sentía mucho dolor y al terminar de administrarle el sacramento le pregunté, porque me había conmovido con su situación, si podía hacer algo más y me dijo que quería casarse”, dijo el P. Silva.

“Ella me dijo que tenía muchos deseos de recibir la bendición de Dios y que sabía que eso le faltaba. Esa sería una gran cura y una gracia en su vida. Ella no quería morir sin recibir la bendición del matrimonio porque ambos eran católicos y tenían el sueño de casarse para tener una vida sacramental”, comentó.

“Llamé a la familia de ella y me pasaron el número de teléfono del novio. Le pregunté si tenía interés en casarse. Comencé a ir más veces al hospital y a realizar el proceso para saber si podían contraer matrimonio o no”, narró.

El P. Silva consiguió la autorización de la Arquidiócesis de Paraíba para celebrar la boda en el hospital y tramitó los papeles correspondientes de los novios.

“El médico de cabecera de Jessica me dijo que su caso era muy grave y que se trataba de un cáncer muy violento”, por lo que solo se le pueden reducir los dolores, indicó.

 

Durante ocho días el P. Silva se encargó de organizar la boda, junto con el hospital. Al inicio la pareja quería una ceremonia íntima en el cuarto de Jessica, pero decidieron casarse en la capilla del centro de salud porque su historia había conmovido a la gente y a los medios de comunicación.

Tres días antes el presbítero los entrevistó “para saber si estaban seguros de su decisión y si tenían alguna causal de impedimento o nulidad. También les hablé sobre los aspectos fundamentales del matrimonio”.

“Enfaticé que este no se trataba simplemente de un evento social que dura una noche y que después la gente tiene necesidad de otro. Les dije que el matrimonio era algo que ellos administraban, que ellos se entregaban uno al otro y que yo solo era un asistente”, contó.

“Les expliqué sobre el amor, la fidelidad, la alegría y la tristeza en la salud y en la enfermedad. En este punto me dediqué más a hablarle al novio: ‘Fernando, eres consciente de que tú te casas con Jessica en un momento muy difícil en su vida. Si tu amor fue capaz de soportar esas dificultades, podrás darle un ‘sí’ definitivo y libre’”, relató el sacerdote a ACI Prensa.

Jessica quería estar sentada durante la boda, pero el dolor físico no le permitió soportar toda la ceremonia. “Le dijimos: ‘si es necesario que vayas en la cama, te llevamos en la cama’”, recordó el sacerdote.

“El Evangelio de ese día señalaba que no se puede encender una lámpara para esconderla. Cuando vi a través de las ventanas de la capilla, me conmovió ver a todos los pacientes del ala del hospital donde ella estaba internada, porque no podían bajar hasta allí”, indicó el P. Silva.

Durante la homilía el sacerdote habló “sobre cómo las personas tienen pocas esperanzas en los casamientos cristianos” y que celebrar la boda de Jéssica y Fernando era dar una luz a todo el hospital. “Creo que eso fue lo que generó más conmoción, además que el novio y la novia tenían un aspecto bello”, expresó el sacerdote a ACI Prensa.

Una anécdota curiosa es que ella no sonreía. Por más que lo intentaba, no conseguía sacarle una sonrisa. En el día del matrimonio, ella sonreía y hablaba con mucha facilidad que no era común. Podía verse que estaba muy renovada”, recordó el presbítero.

Después de la ceremonia, las familias, el sacerdote y los recién casados fueron al cuarto de Jessica. Allí Fernando relató que “al inicio ella no quería ser su novia, pero con el tiempo se enamoraron y sintieron la necesidad de hacerlo real”.

El P. Silva dijo que Jessica afirmó que “mientras haya esperanza, habrá vida” y que su matrimonio religioso “fue como volver a empezar o volver a nacer”.

“Su marido la cuida muchísimo y quiere acompañarla todos los días. Dejó el trabajo y todo para cuidarla. Él daba un testimonio de permanencia y el matrimonio católico hizo que eso se concretara”, destacó el sacerdote.

El P. Silva dijo que esta es la primera boda que celebra en un hospital y que ha sido un acontecimiento importante porque su madre murió de cáncer cuando él era niño.

“Cuando vi el caso de Jessica, que apenas tiene 27 años y es madre, me conmoví mucho, y al presidir su matrimonio me sentí muy realizado.
Cuando mi mamá falleció yo era muy pequeño y no sabía cuáles eran sus deseos ni podía hacer nada por ella. En cambio, pude hacer algo por Jessica”, manifestó el sacerdote a ACI Prensa.