La mayor parte de la comida industrializada derivada del maíz en México, está contaminada con transgénicos y glifosato, herbicida catalogado por la Organización Mundial de las Salud (OMS) como probable cancerígeno para los humanos, y no descartan que sea ese el origen de la aparición de todo tipo de males relacionados con el cáncer que a diario cobra la vida de muchas personas.
México es el país donde mayor cantidad de maíz se consume por persona en el mundo, aunado a la contaminación de esta semilla en el campo, no obstante que su siembra transgénica se suspendió al menos oficialmente por las consecuencias en la salud de la población, y ahora se tiene esta situación, revelan científicos.
“Presencia masiva de transgenes y del hercibida glifosato en alimentos derivados del maíz en México”, es el estudio realizado por los investigadores de la UNAM y UAM Emmanuel González, Elena Álvarez-Buylla Roces y Alma Piñeyro, junto a otros autores. Es el primer estudio que hace un análisis sistemático de alimentos procesados y que resulta de gran relevancia por las implicaciones que tiene para la salud.
En este estudio analizaron cientos de muestras de tortillas, harinas, botanas y otros productos industrializados que contienen maíz. Encontraron por ejemplo que el 82% de los “alimentos” tenía secuencias de maíz transgénico. En tortillas, este porcentaje subió a 90.4%.
Entre los tipos de transgénicos detectados, el de mayor presencia fue el NK603, con 60.8%, y 68.9% en tortillas. Este es el mismo tipo de maíz que usó el científico Gilles-Eric Séralini en 2012 en un experimento donde alimentó a ratas con éste, en un hecho que generó gran escándalo para él y la revista especializada que lo publicó los resultados, con fuertes presiones por parte de los productores del maíz manipulado.
Escritores han dicho a este respecto que el estudio de referencia pone de manifiesto que las autoridades, desde la Cofepris, la Cibiogem y la Sagarpa, que están más interesadas en proteger los intereses de las trasnacionales que la salud de la población mexicana, la biodiversidad y el maíz nativo, el mayor patrimonio genético alimentario del país.
La principal materia prima que se importa es el maíz industrial y es transgénico y está lleno de agrotóxicos, a pesar de que México puede producir su propio maíz natural, y parte de la estrategia de las transnacionales es la de ampliar la contaminación y declarar que ya nada se puede hacer cuando aún hay muchas y viables alternativas en el campo mexicano gracias a sus bondades.
Por separado, la científica Elena Álvarez-Buylla, investigadora de la UNAM, Premio Nacional de Ciencias 2017, refiere que el 30% de las tortillas que se venden en México tienen glifosato, y precisa que el tóxico se encuentra en “tortillas industriales que están utilizando harina, básicamente MasAgro, Maseca y Minsa”.
Otra documental…
El 90.4% de las tortillas que se consumen en México contienen secuencias de maíz transgénico, así como el 82 por ciento de las tostadas, harinas, cereales y botanas de este grano, refiere el artículo publicado por la revista Agroecology and Sustainable Foodd Systems.
Más del 85% del maíz transgénico se produce en Estados Unidos y es tolerante al glifosato, herbicida de amplio espectro, desarrollado para eliminación de hierbas y de arbustos, en especial los perennes. Es absorbido por las hojas y no por las raíces. Se puede aplicar a las hojas, inyectarse a troncos y tallos, o pulverizarse a tacones como herbicida forestal.
Al margen de todo lo anterior, están las aflotoxinas, micotoxinas producidas en pequeñas concentraciones por hongos del género “Aspergillus” y resultan tóxicas por su propia naturaleza.
Son de gran importancia en la industria de cereales, semillas, nueces de árboles y frutos deshidratados, y su potencial de toxidad es muy elevado, al grado de que Wikipedia advierte que “pueden provocar la muerte de cualquier ser vivo que consuma algún cereal infectado con alguna de las toxinas conocidas”.
De hecho, los investigadores asientan que ningún tipo de cereal estaría libre de algún tóxico, como tampoco la tortilla en su gran mayoría, considerándose que es el alimento que más consume la población mexicana y por ello mayor el riesgo, lo que obliga a las autoridades a emitir algún pronunciamiento sobre el particular, pues se trata de la salud de gran parte de la población que consume algún producto derivado del maíz, con el antecedente de que además de este amplio estudio, la OMS ya lo clasificó como probable cancerígeno para los humanos, y esto para los médicos “no hay mucho que más que decir”.