Difícil dilema para panistas…

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Difícil dilema tienen los panistas de Aguascalientes –y tal vez del resto del país-, ya que luego del arranque del 2018 aún no tienen claro para dónde inclinarán su voto, en caso de que lo hagan, porque los expertos vaticinan que el abstencionismo se consolidará.
Acaban de estar en Aguascalientes Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle, el mismo día pero en escenarios diferentes, y casi a la misma hora.
Margarita, quien fuera Primera Dama en el gobierno de Felipe Calderón tiene en su contra el cuestionamiento del panismo nacional su reiterado desprecio una vez que asumió la Presidencia de la República. Grupos locales lo tienen bien presente, y no lo olvidan “tantos agravios”. Hay muchas historias y testimonios de no pocos liderazgos, quienes consideran que “Felipe hizo a un lado a los panistas” y privilegió en cambio a dirigentes y miembros de otras corrientes, particularmente del PRI, muchas de las veces, en el peor de los casos, de manera abierta ante los medios de comunicación, con lo que duden se faltó “a las reglas no escritas” pero vigentes.
Moreno Valle, con todo y que tiene mejor estrategia de mercadotecnia, tuvo una pobre respuesta en el Museo Descubre. Sólo un modesto empresario del sector de la construcción estuvo presente, el resto, humildes familias de colonias populares y municipios del interior que fueron llevados en autobuses de zonas del medio rural con hambre y sin saber a qué; sólo que les darían agua de frutas y canapés.
Ahora enfrenta la pública acusación de la Editorial Porrúa, a la que han involucrado en la edición de “su” libro “La fuerza del cambio”, deslindándose del uso político, especialmente.
Margarita, en Ficotrece, reunió a muchas mujeres, casi se llenó el lugar, al grado de que meseros acondicionaron algunas mesas en los espacios destinados para ello. Frituras y agua de Jamaica, pero la gente se le entregó y mostró su adhesión con los aplausos que al menos se repitieron cinco ocasiones.
El “prietito en el arroz”: una figura estrechamente ligada a un exgobernador que en su sexenio ordenó amedrentar a reporteros y editores de medios independientes, y que hoy por hoy patrocina a más de alguno para linchar, con o sin razón, al antecesor de Martín Orozco Sandoval, al margen de que igual o peor que el aludido, permitió que sus jefes de prensa hasta golpearan a más de algún comunicador, por el simple hecho de denunciarlo directamente en su propio despacho de Palacio de Gobierno, por difamación y calumnias, entre otras cosas. Al final, el último sacó el máximo provecho por haberle sido fiel a su patrón.
Ese “prietito en el arroz” logró que al menos una decena de personas, varios de ellos informadores, se retiraron en cuanto vieron de lejos la figura “sonriente” de dicho personaje. Los más ni siquiera pusieron un pie porque hubo quien filtró el dato de esa presencia no tan blanca.
Pero está la otra figura, Ricardo Anaya, a quien varios columnistas y miembros del CEN lo han ubicado como “el Presidente de los moches”, al revelarse la asignación de recursos, del erario público, desde las oficinas centrales del PAN. Cada diputado pude disponer de al menos 20 millones del ramo 23, siempre y cuando “se porten bien”, es decir, trabajen para su “causa” proselitista. Sólo pide el 17% del monto de las obras.
La documentación exhibida en “Despierta con Loret de Mola” por Ricardo Alemán y los 20 cuestionamientos, reflejan no sólo lucha interna, sino también dibuja quién es en realidad Anaya, al que desde su paso por Querétaro dejó muchos pendientes que suman cantidades millonarias, en cada caso, pero que al paso del tiempo volvió a la fama el tema de los “moches” que involucró a “destacados panistas” de diferentes partes del país, muchos de los cuales finalmente reconocieron sus “errores”, entre ellos diputados y alcaldes de San Luis Potosí, en donde se divulgó que uno de ellos admitió haber solicitado 4 millones de pesos para “limpiar su historial”, además de que se dieron nombres de cómo se practican los famosos “moches”.
Falta el resto de alcaldes y exalcaldes, diputados y exdiputados, senadores y exsenadores, con lo que según los expertos sería lo único que les ayudaría a limpiar algo su deteriorada imagen. Y el tiempo no se detiene, pues los políticos dicen que “ya estamos en el 2018”.

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